miércoles, 2 de enero de 2013

PENSAMIENTO COMPLEJO PARA UNA EDUCACIÓN INTERDISCIPLINARIA

Eduardo Domínguez Gómez

Presentación.

Responder al tema propuesto para esta intervención supone situarnos en dos perspectivas: a) la invitación de los griegos, con su paideia, a pensar en una respuesta integrada que diera cuenta de la educación en los tres aspectos constituyentes del ser humano: mente, corazón y brazos; en otras palabras, pensamiento, sentimiento y acción; b) el mundo de la investigación, avanzado en el campo de las ciencias, dispuesto a convertirse en materia de enseñanza: las disciplinas. Porque disciplina es la parte de la ciencia que se enseña.

Obsérvese que el aspecto de enseñabilidad queda por fuera con más frecuencia de la que estamos dispuestos a reconocer. Sin embargo, gran parte de la parcelación de las ciencias nació de tres convicciones operativas: una, no es posible conocer todo de todo, hay que contentarse con alguna de sus partes; otra, la ciencia no puede atender todo a la vez; lo de valores y bondades, naturaleza ontológica o apariencia estética, y los propósitos y la esencia de lo verdadero, dejémoselo a la filosofía y las humanidades; y la tercera, no es posible enseñar todo mezclado; hay que crear asignaturas que atiendan sus contenidos siguiendo métodos claros y distintos.

Transformación de la educación.

La educación, como alimento, debe prepararse cada día. Es necesario cuidar con esmero los ingredientes, atender sigilosamente su guiso y estar alertas durante la degustación. Para hacerlo bien, hay que mantener conciencia clara de que las recetas son apenas una guía de trabajo, que no resuelven nada en la situación concreta ni para siempre, que la experiencia sólo nos sirve para iluminar mejor el inevitable empezar de nuevo, porque el ser humano no es materia inerte ni moldeable.

Pero, con todo lo móvil, no domesticable y siempre cambiante del proceso de enseñanza y aprendizaje, es posible hacer reflexiones que nos sirvan de referencia en el momento de resolver problemas, ofrecer pautas o trazar políticas para la educación. Por eso no serán impertinentes los pensamientos que traten de innovar metas y procedimientos.

Educar es una acción propia de los seres vivos.

Entrados ya en el siglo XXI, cierto consenso se percibe entre los tratadistas acerca del proceso histórico de l transformación de homínidos y antropoides en seres humanos. Las emociones, los gestos y las palabras constituyeron las primeras dotaciones con que la naturaleza y el artificio (acto intencional, premeditado, para la diversión y la supervivencia) permitieron superar la sensación de vacío ante la evidencia angustiosa de la muerte. El simbolismo, la representación mental y el lenguaje son factores de articulación del sujeto individual que le permiten la construcción de su conciencia y la configuración de su inconsciente. La educación, la comunicación y la sociabilidad son los vínculos que permiten la interrelación, capaz de propiciar los intercambios mientras crea representaciones, comprensiones y comportamientos colectivos.

Desde la aparición misma de los signos y su articulación en forma de lenguaje, el ser humano tuvo que recurrir a formas de entrenamiento, buscando que sus congéneres y descendientes pudieran usarlos para comprenderse. Esto significa que el lenguaje, la comunicación y la educación constituyen la tríada que dio forma a la naturaleza humana. Y desde entonces han estado presentes los interrogantes acerca de la manera apropiada de proceder para alcanzar mejores resultados. Los primeros testimonios de ello lo encontramos en el arte rupestre, en el arte funerario y en los libros sagrados de todas las civilizaciones y culturas.

Hoy las preguntas que por educación siguen vigentes, a pesar de las millones de respuestas que durante la historia hemos elaborado. Y esta es la razón de que sigamos en la búsqueda.

Para hacernos una idea de las respuestas más comunes acerca de en qué consiste educar, empecemos por la definición de la Real Academia Española en la vigésima segunda edición:

1. Dirigir, encaminar, doctrinar. //  2. Desarrollar o perfeccionar las facultades intelectuales y morales del niño o del joven por medio de preceptos, ejercicios, ejemplos, etc. Educar la inteligencia, la voluntad. //  3. Desarrollar las fuerzas físicas por medio del ejercicio, haciéndolas más aptas para su fin. //  4. Perfeccionar, afinar los sentidos. Educar el gusto. //  5. Enseñar los buenos usos de urbanidad y cortesía.

Estas cinco acepciones dejan ver entre líneas la concepción instrumental, operativa, que hace más de medio siglo empezó a ser puesta en duda por su insuficiencia para aclarar los procesos cognitivos y los valores morales, estéticos, ciudadanos, religiosos y científicos que están implementados en la acción educadora. Y hacen poca referencia a una de sus etimologías posibles: educere, "sacar de adentro".

Hoy tenemos más claridad para decir , por una parte, que la educación consiste en un proceso de toda una vida (no sólo de la niñez y la juventud), con actividades que permiten formar criterios y valores, transformar conductas y poner en acción las representaciones mentales para intervenir el mundo circundante. Y, de otro lado, que no se trata de una donación, entrega o inyección de principios, valores, pautas y métodos de unas personas hacia otras, sino de una construcción social de valores, significados y conocimientos que se hace realidad entre personas, en espacios como el hogar, la escuela, la empresa y las organizaciones sociales. Y, finalmente que el sistema educativo (ministerio, programa, asignaturas, clases, proyectos, profesores, estudiantes, administración escolar y recursos) si tiene significado importante en la formación subjetiva y social de las personas, pero no alcanza a ser el valor definitivo en la educación y la comprensión humana. Se mezcla con todas las actividades del diario acontecer y cuando alcanza una dimensión orientadora, igual que el director de una orquesta, no sustituye a la partitura, a los instrumentos ni a los músicos para la ejecución de cada concierto.

Si la educación no se agota en la actividad académica, si no se reduce a las instituciones que la imparten o propician, si no forma a los seres humanos de una vez por todas, si alcanza a dirigir la vida sólo esporádicamente, porqué insistir en ella? La respuesta es clara: por esas mismas características. Porque la educación es una tarea que no termina ni puede presentársela acabada a ningún maestro., jefe de Estado o ciudadano. Formarse, comprender y actuar son el sino de todos los días y en todas las circunstancias. Y aunque no partimos de cero ningún día, los componentes afectivos, psicológicos, racionales, conductuales, eróticos, tanáticos, demenciales, dolientes o virtuales de nuestro espíritu desafían toda la experiencia adquirida, la sintonizan en los contextos biográficos y circunstanciales de quienes actúan, la proyectan hacia nuevas metas y, con ello, le cambian la monotonía de su propio ser. Entonces surgen las inseguridades y el anhelo de anclajes, mientras se agita la curiosidad e impulsa la voluntad hacia nuevas experiencias.

Etiologías de una renovación polémica.

Siguiéndoles los pasos a las investigaciones históricas recientes, entre elas las de Louis Not y Howard Gardner, distinguimos dos rupturas epistemológicas en la educación moderna acerca de la educación. La primera centrada en la cuestión del método: al estudiante se le da forma o se le propician las condiciones para que se forme? En este caso, Juan Jacobo Rousseau y don Simón Rodríguez - por razones históricas, geográficas y afectivas, más cercano a nosotros- fueron "padres fundadores" de la disidencia frente a la tradición. La segunda ruptura, centrada en la cuestión de los propósitos: se educa para formar habilidades y destrezas o para la comprensión? En esta disidencia de la disidencia se deja ver un gran protagonista: la revolución cognitiva.

Herencias claves para los educadores.

Nos encontramos , entonces, ante un nuevo reto: considerar los métodos ya no en función de la eficacia de la transmisión sino en razón de propiciar la comprensión. 

En su obra, la educación de la mente y el conocimiento de las disciplinas. lo que todos los estudiantes deberían comprender, Gardner (1988) identifica otras seis repercusiones de la revolución cognitiva sobre la educación:

a. El desarrollo: información, lenguaje, pensamiento y comprensión son cuatro elementos constitutivos del proceso cognitivo. Ningún ser humano carece de alguno de estos elementos, pero todos los despliegan en forma diferenciada desde la cuna. Gracias a los trabajos de G. Piaget, conocemos desarrollo desigual de la comprensión desde niños y sabemos que estos no son adultos pequeños, ni son ignorantes.

b. Representaciones mentales universales: fue Noam Chomsky el encargado de llamar la atención contra las exageraciones individuales y evolutivas cuando propuso que el lenguaje es un tipo muy peculiar de sistema cognitivo que tiene sus propias representaciones psicológicas y neurológicas.

c. Distintos patrones de inteligencia: el grupo dirigido por Gardner, al estudiar las representaciones mentales y el modo en que se concretan en los individuos y al hacer investigación experimental acerca de la representación de ciertas zonas del cerebro y la capacidad de uso de sistemas simbólicos por parte de las personas evaluadas, y a través de examen de poblaciones especiales como los genios, ha demostrado que "todos los seres humanos poseen, por lo menos, ocho formas distintas de inteligencia: linguística, lógica, matemática, musical, corporal - cinestésica, naturalista, intrapersonal (hacia nosotros mismos), interpersonal (hacia otras personas) y existencial (que nos permite plantear problemas sobre la vida, muerte y la realidad).

d. Las primeras representaciones son transformables: para ello se necesita la educación, porque pueden arraigarse para el resto de la vida las ideas erróneas que se desarrollan durante la primera infancia. Por ejemplo, que quien se parece a mí es bueno y quien no es sospechoso de maldad; que lo que se mueve tiene vida y lo quieto está muerto; que las cosas están controladas por fuerzas mágicas ocultas. Pero la educación básica no sólo puede errar en el intento de remover tales representaciones, sino que está imposibilitada para evitar que se formen otras durante el resto de la vida. Por ejemplo, la historia es una lucha constante entre buenos y malos; el poder nace del fusil; la mejor solución para el desorden público es la fuerza; el que trabaja bien no tiene que temer al desempleo, etc. Esto hace necesaria una labor permanente de educación crítica. 

e. La conveniencia de las funciones cognitivas superiores:  Ya no basta con las destrezas elementales en el pensamiento o en lo operativo: es posible (y urgente) que la educación se ocupe del "descubrimiento y la resolución de problemas, la planificación, la creatividad y la comprensión profunda" y también de las capacidades de "pensar en la propia mente, es decir, de reflexionar sobre la propia memoria (capacidad metamnemónica), el propio pensamiento (metacognitiva) e incluso las propias representaciones mentales (capacidad de metarrepresentación)".

f. Más allá de la cognición.  el papel de la personalidad, la motivación y la emoción: como el hombre no es una máquina, y es mucho más que un combinado de sistemas materiales, y como la "comprensión no se digita" (Ramiro Galeano), no es posible seguir trabajando en la educación con modalidades racionales y técnicas. Hay que abrir el espacio en los planes de estudio al fenómeno de la motivación intrínseca y las emociones, buscando la mejor combinación entre las pautas generales para los grupos de estudiantes y las que deben corresponderse con las distintas personalidades.

El vuelo hacia la Metacognición.

Se produce conocimiento para ser vendido y se lo valida por el grado de consumo que demuestre en los mercados libres (Lyotard). Paradoja: en los tiempos en que hemos aprendido la capacidad científico-técnica de resolver los problemas fundamentales de la supervivencia de la especie humana, todavía no logramos la voluntad política de erradicar los sufrimientos por hambre, y falta de techo, cariño, educación, salud o trabajo, que reducen la condición humana de media población del planeta, ni de redistribuir las riquezas, convertidas en lujos y despilfarro y concentradas en una minoría absoluta que comanda las decisiones.

Estudio, rigor, mucha comprensión, estado de alerta permanente y ejercicio crítico son los fundamentos necesarios para aprender a movernos con soltura en el nuevo dispositivo epistemológico que nos permitirá lograr el cometido: la metacognición transdisciplinaria. Dicho en palabras corrientes: reflexionar acerca de los modos en que reflexionamos, conocer nuestros modos de conocimiento, pensar nuestro pensamiento, buscando el panorama de conjunto, haciéndolo siempre desde nuestra formación disciplinar.

Por ello es necesario acoger una perspectiva intelectual que se esfuerce por entender lo sistémico y sus partes constitutivas; lo ecológico y los nichos que allí anidan; lo dialéctico, 


por aquello de los contraros en movimientos y lo dialógico, por la capacidad integradora de los contrarios, que se necesitan mientras se repelen.



No hay comentarios:

Publicar un comentario