miércoles, 30 de enero de 2013

PREVENCIÓN INTEGRAL, UNA TAREA DE TODOS

El gran desafío que enfrenta la sociedad es mantener los valores que procuran el bien común; hay que renovar los conceptos sobre prevención, ahora ya no hablamos de prevención al consumo de sustancias o prevención del uso indebido de drogas...ahora hablamos de prevención integral.


Mucho tiempo se habló de prevención como sinónimo de "evitar o impedir" el consumo de sustancias; ese concepto quedó relegado en el pasado; ahora prevención es construir, formar, acompañar a nuestros niño/as, a nuestros estudiantes...es decir, amarlos, promoverlos, orientarlos; dentro de un marco de respeto en el más amplio sentido de la palabra. Y esto no se hace en campañas publicitarias sino, en la cotidianidad y  en la convivencia diaria.

En este contexto, una de las tareas fundamentales de docentes, padres y autoridades es brindar y garantizar la seguridad integral: física y emocional en sus respectivos ámbitos; es decir que los niños, niñas y adolescentes no sientan miedo hacia sus padres, profesores y autoridades; con la finalidad de que tengan un convivencia armónica. Para conseguir este propósito se requiere que a estos actores sociales les agrade su quehacer, es decir, sean felices y disfruten de su trabajo, de la docencia,  de ser administradores o jefes; pero  sobre todo, de la paternidad y maternidad, una de las tareas más hermosas que un ser humano pueda ejercer. 

Lo peor que le puede pasar a una persona es que le obliguen a hacer algo que no le agrada, que no le guste. En este sentido debemos preguntar: a cuántas personas no les gusta desempeñar los roles mencionados? y sin embargo  realizan esas tareas que les genera infelicidad e insatisfacción; causando graves e irreparables daños a sus hijos, estudiantes y compañeros de trabajo. Enamorarse de su profesión, actividad o quehacer, es un gran aporte a la felicidad no sólo de sí mismo, sino de quienes le rodean y, quien es feliz, dificilmente llegará a usos problemáticos de alcohol y otras drogas.

El amor es reconocer al otro como un legítimo ser humano junto a uno, nos indica el famoso científico Chileno Humberto Maturana. Hay que reconocer al niño/a, al joven, al adulto, al estudiante, al profesor/a, al vecino/a, madre, padre, etc., como a un ser humano y no descalificarlo por ser diferente a su manera de pensar, de vestir, de expresarse o por su condición económica, social o física; ese es el verdadero amor. Hagamos de nuestros hogares, instituciones educativas, lugares de trabajo y comunidades; espacios de realización personal, de bienestar y felicidad. Esta es la mejor contribución que podemos hacer a la prevención integral y, sobre todo, está a nuestro alcance en el día a día.

La felicidad es la ausencia del miedo.

Uno de los aspectos que deben tenerse en consideración en los procesos de prevención integral, es que las sustancias: alcohol y otras drogas, no vienen hacia nosotros,  somos las personas quienes que vamos hacia ellas; las causas son muy diversas, dependen de muchos factores, entre los más comunes tenemos:
  • Inseguridad
  • Carencia afectiva en el hogar
  • presión del grupo de amigos
  • Uso indebido del tiempo libre
  • Deterioro de la red de relaciones comunicacionales
Estos son, a grandes rasgos, una buena parte de los contenidos del trabajo preventivo, que como vemos no se centra en las sustancias y sus efectos; sino en los sujetos, las personas, las familias; en definitiva, en el ser humano y sus necesidades.

Ningún niño que tenga miedo a sus padres, es feliz.
Una mujer que tenga miedo a su marido, no es feliz.
Un hombre que tenga miedo a su mujer, no es feliz.
Un estudiante que tenga miedo a sus profesores, no es feliz.
Un trabajador que tenga miedo a su jefe, no es feliz.

Ninguna persona que tenga miedo, es feliz.

Las personas que se encuentran inmersas en consumo de alcohol, tabaco y otras drogas, no son felices; por lo tanto, entender la felicidad y la orientación para vivirla es una de las tareas fundamentales de los padres, docentes y autoridades involucradas en el tema.

En consecuencia con esto, enseñemos a nuestros hijos a ser felices, para lo cual tenemos todas las maravillas que nos da la naturaleza: miremos y admiremos nuestra flora y fauna...contemplemos las flores, plantas y animales...reflexionemos sobre nosotros, nuestra estructura, nuestra actitud, nuestras capacidades de sentir, pensar, expresar, amar, etc. 

Sin lugar a dudas, una de las maravillas más hermosas de la naturaleza, somos nosotros.









2 comentarios: