miércoles, 19 de diciembre de 2012

Adicción al sexo

Dr. Enrique Echeburúa.



La importancia concedida a la sexualidad es muy variable de unas personas a otras y no está relacionada directamente con el grado de salud mental. Hay personas sanas en que la motivación sexual es muy baja y otras, en cambio, en que es muy alta. Sin embargo, la adicción al sexo, a diferencia de la sexualidad normal -más o menos alta-, se caracteriza porque el objetivo de la conducta es más la reducción de un malestar que la obtención de un placer. El sexo se convierte en un remedio para reducir la ansiedad y la actividad sexual se transforma en algo morboso y obsesivo (Mellody, 1997).

La adicción al sexo, que afecta más a hombres, consiste en un exceso desbordante de deseos y de conductas sexuales que el sujeto se siente incapaz de controlar. El impulso incontrolado se convierte en una conducta sexual breve, frecuentemente poco satisfactoria, que se repite con intervalos variables siempre cortos -entre algunas horas y escasos días-, con mujeres distintas y sin reparar en los prejuicios de toda índole que tal conducta ocasiona a uno mismo y a su familia. A veces se puede invertir hasta cuatro horas diarias, pero los pensamientos sobre el tema pueden ser casi constantes. De este modo la conducta amorosa se reduce a una mera urgencia biológica irreprimible, con el único objetivo de la penetración/eyaculación y sin dejar espacio a la comunicación, a la ternura. Se considera a las personas sólo en función del sexo, que se convierte, de esta forma, en la única vía para conseguir una gratificación personal y afectiva (Alonso-Fernández, 1996).

Se trata de un tema recurrente en el cine y en la literatura, desde Catherine Deneuve en Belle de Jour hasta la inolvidable Lulú, el personaje de Almudema Grandes que deambula por ambientes sórdidos a la búsqueda de todo tipo de experiencias con las que superar la dependencia de su amor verdadero.

Más allá de la cantidad, lo que aparece en primer plano es una conducta sexual irrefrenable que genera autogratificación y, especialmente, el alivio de un malestar interno. Se trata de conductas no deseadas -ahí está la diferencia con la promiscuidad o con el apasionamiento- y que producen consecuencias muy negativas para el sujeto: físicas (enfermedades de transmisión sexual), psicológicas (sentimientos de culpa y vergüenza, ruptura matrimonial no deseada, daño a los hijos, autoestima devaluada, soledad, etc.) y sociales (pérdida de empleo, devaluación de estatus socioeconómico, etc.). Esta vorágine de sexo sin control lleva a un abandono de las obligaciones familiares, sociales y laborales. La vida sexual se vive en secreto y con culpa. La depresión, incluso con ideas de suicidio, está muy asociada a este tipo de conductas (Earle, Earle y Osborn, 1995).

Características de la adicción al sexo

  • Conductas no deseadas
  • Interferencia en la vida diaria
  • Enfermedades de transmisión sexual
  • Sentimientos de culpa
  • Ruptura de pareja no deseada
  • Sexo como alivio de un malestar
Las mujeres afectadas sufren una doble sensación de vergüenza  en función d su rol de protección de la familia, y experimentan un deseo brutal de la autoestima (Norwood, 1986).

La adicción al sexo puede revestir diversas formas: masturbación compulsiva, búsqueda ansiosa de relaciones sucesivas con múltiples amantes, frecuentación habitual de prostíbulos, consumo abusivo de teléfonos eróticos, llamadas telefónicas obscenas o recurso irrefrenable a las páginas de internet dedicadas al sexo, en donde se intentan satisfacer fantasías sexuales de toda índole. El contenido de la adicción puede referirse a una sexualidad normal (es decir a relaciones consentidas con adultos) o a una sexualidad parafílica (por ejemplo, el exhibicionismo o la pedofilia).

Conductas implicadas en la adicción al sexo

  • Autoerotismo compulsivo
  • Búsqueda ansiosa de múltiples amantes
  • Frecuentadores habituales de prostíbulos o de teléfonos eróticos
  • Conducta hipersexual y obsesiva con una relación.
La tecnología actualmente disponible ha posibilitado la aparición de nuevas variantes. En concreto, las líneas telefónicas party-line y las eróticas constituyen para algunas personas una vía de adicción al sexo., mantenida inicialmente por reforzadores positivos -una forma de entretenimiento, de excitación- y controlada finalmente por reforzadores negativos -el alivio del malestar-. En algunos casos los sujetos pueden llegar a percibir la conducta como incontrolable y a ver limitada seriamente su vida a nivel personal, familiar, económico y social (Guerricaechevarría y Echeburúa, 1977). Estas líneas presentan unas características determinadas que facilitan la dependencia. En primer lugar, la disponibilidad ambiental de éstas es total: en todos los hogares hay un teléfono y los números de estas líneas están ampliamente difundidos. La tentación de llamar -y de poder hacerlo en un entorno discreto- es, pues, muy fuerte. En segundo lugar, la gratificación obtenida es inmediata; sin embargo, el estímulo punitivo -el gasto de la llamada- se demora hasta la recepción de la factura del teléfono. En tercer lugar, el funcionamiento intrínseco de las líneas party-line potencia la percepción de control: el que llama no tiene más que apretar un botón para cambiar de interlocutor, pudiendo variar cuantas veces lo desee y sin tener que dar la cara ante la otra persona. Y por último, la búsqueda de la persona deseada (generalmente de sexo opuesto) suscita una gran tensión emocional en el caso de las líneas party-line, y una excitación sexual, en el caso de las líneas eróticas, que pueden aliviarse con conductas masturbatorias.

El consumo abusivo de alcohol o de drogas suele estar asociado a la adicción al sexo. De hecho, la función desinhibidora del alcohol facilita la implicación en conductas sexuales que generan un grado de malestar en las personas en los momentos de lucidez.

La transición de una sexualidad alta, pero normal, a una sexualidad adictiva viene marcada fundamentalmente por dos variables: 

a) la interferencia grave en la vida cotidiana (sufrimiento y autodestrucción, soledad, pérdida de familia, incapacidad de mantener una relación afectiva duradera, etc.);

b) aparición del síndrome de abstinencia cuando no se puede llevar a cabo la conducta sexual (nerviosismo, irritabilidad, dolores de cabeza, temblores, insomnio, etc.). 


Los signos alertadores de la adicción al sexo son múltiples:

a) fantasías sexuales alejadas de la relación de pareja

b) conductas sexuales anónimas, múltiples y breves

c) sexualidad comprada (prostitutas, teléfono erótico, etc.)

d) conductas de "voyeurismo"

e) acoso sexual a personas dependientes del sujeto

f) contactos con niños

Aunque no se conoce con detalle el origen de esta adicción, algunas dimensiones de personalidad (impulsividad, autoestima deficiente, etc.), antecedentes en la infancia (abusos o traumas sexuales) o en la adolescencia (rechazos en el ámbito afectivoerótico) o diversos elementos situacionales actuales (soledad o vacío existencial, relación de pareja insatisfactoria, etc.) parecen desempeñar un papel importante.

Tomemos este aporte del Dr. Echeburúa, como un insumo que debe ser ubicado en el contexto y época en que vivimos, para reflexionar sobre este importante aspecto de la vida de los sujetos.














domingo, 9 de diciembre de 2012

ADICCIONES SIN DROGAS ?

No es pobre quien poco tiene, sino quien más desea.
Lucio Anneo Séneca.

En esta oportunidad vamos a compartir el pensamiento del Dr. Enrique Echeburúa, sobre un tema que ya no resulta tan novedoso, pero que tiene actualidad por la época en que vivimos y que son producto de más de dos décadas de investigaciones sobre el campo de adicciones.

LAS NUEVAS ADICCIONES:

Juego

Sexo

Comida

Compras

Trabajo

Internet

Todas las adicciones acaban por minar la vida de quienes las sufren y de todos los que le rodean.

En este sentido cobra cobra gran relevancia conocer los factores de vulnerabilidad, que hacen que unas personas tengan más probabilidad de ser adictos que otras.

No olvidemos que muchos llevamos a cabo conductas que pueden producir adicción, pero sólo unos pocos las van a padecer. De ahí que este sea un aspecto de gran relevancia no sólo para el tratamiento sino para la prevención e incluso para el desarrollo de medidas legislativas sobre ciertas conductas que pueden producir - o ya producen- adicción.

El siglo XXI se está caracterizando por las conductas adictivas; es un fenómeno en aumento y otras nuevas adicciones probablemente irán surgiendo en los próximos años.

Las drogas tienen una notable capacidad de aumentar los niveles de un neurotransmisor denominado dopamina. Precisamente el aumento de dopamina en el cerebro de los adictos es lo que provoca el subidón -la sensación de euforia- producido, por ejemplo, por la cocaína. Pero la dopamina puede aumentar también con un contacto sexual, un atracón de comida, el placer de comprar por comprar o el enganche de una máquina tragamonedas. Los sujetos una vez adictos a una sustancia o a una conducta, se habitúan a altas concentraciones de dopamina.

La distinción entre drogas duras y drogas blandas es irrelevante. Más que el tipo de sustancia, lo que importa en una toxicomanía es la dependencia y, en último término, la pérdida de libertad de la persona. Los componentes fundamentales de los trastornos adictivos son la pérdida de control y la dependencia.

Cualquier conducta normal placentera tiende a repetirse y es, por ello, susceptible de convertirse en un comportamiento adictivo. Pero esto sólo ocurre cuando el sujeto muestra una pérdida habitual de control al realizar una determinada conducta, continúa con ella a pesar de las consecuencias negativas, manifiesta una dependencia de la misma, no puede quitársela de la cabeza, se muestra desasosegado si no puede llevarla a cabo de inmediato y por último, pierde interés por otro tipo de actividades que antes le resultaban gratificantes.

LÍMITES ENTRE LAS CONDUCTAS NORMALES Y LAS CONDUCTAS ADICTIVAS

  • Pérdida de control
  • Fuerte dependencia psicológica
  • Pérdida de interés por otras actividades gratificantes
  • Interferencia grave en la vida cotidiana.
Las adicciones psicológicas (adicciones sin droga) no figuran incluidas como tales en el DSM-IV (American Psyquiatric Association, 1994) ni en la CIE- IV (Organización Mundial a la Salud, 1992).

Esto lo cuestiona el Dr. Echeburúa, indicando que es un error, ya que el perfil clínico de las adicciones psicológicas y el enfoque terapéutico requerido son muy similares a los del resto de las adicciones. Algunas adicciones como la ludopatía o la adicción al trabajo, están fomentadas por la sociedad actual, en la que prima el éxito y el dinero rápido. Así mismo la adición a las compras no es ajena a los valores sociales, que impulsan al consumo en una sociedad en la que se es tanto más cuando más se tiene y que no ve ningún peligro en el consumo desmesurado.

Vicio es una categoría moral; las adicciones psicológicas, sin embargo, constituyen un trastorno mental.

ADICCIONES PSICOLÓGICAS Y ADICCIONES QUÍMICAS

La experimentación del síndrome de abstinencia es el núcleo fundamental de todas las adicciones, sean estas químicas o psicológicas. Las características más comunes del síndrome de abstinencia son las siguientes:

  • Impulso en forma de deseo intenso
  • Tensión creciente hasta la ejecución de la conducta
  • Desaparición temporal de la tensión
  • Vuelta gradual del impulso asociada a estímulos internos y externos
  • Condicionamiento secundario a dichos estímulos.
a) Impulso intenso para realizar una conducta que trae consigo efectos perjudiciales para la persona que la ejecuta.

b) Tensión creciente (humor depresivo, irritabilidad, deterioro de la concentración, trastornos del sueño, etc.) hasta que la conducta es llevada a cabo.

c) Desaparición temporal de la tensión.

d) Vuelta gradual del impulso con fuerza creciente, que está asociada a la presencia de estímulos internos (disforia, tensión emocional, aburrimiento, recuerdos del placer experimentado en ocasiones anteriores, etc.) y externos (olor a alimentos en el caso de un adicto a la comida o la visión de una mujer a solas en el caso de un sexoadicto).

e) Condicionamiento secundario a dichos estímulos internos y externos.

Las adiciones psicológicas, no son tan comunes como las adicciones químicas.

Con respecto al síndrome de abstinencia, en ambos tipos de adicciones hay una pérdida de control. Una posible diferencia es que entre las drogas con una dosis se controla el síndrome de abstinencia; en las adiciones psicológicas, por el contrario, el paciente -un jugador patológico o un adicto a las compras, por ejemplo- puede pasar horas, incluso días jugando o comprando sin que ello ponga fin a su abstinencia.

VULNERABILIDAD PSICOLÓGICA A LAS ADICCIONES

El ser humano necesita alcanzar un nivel de satisfacción global en su vida. Normalmente, éste se obtiene repartido en diversas actividades: la familia, el trabajo, el sexo, la comida, las aficiones, el deporte, etc. Según señala Bertrand Russell en la conquista de la felicidad, el mayor número de aficiones e intereses de una persona está en relación directa con una mayor probabilidad de ser feliz. Las carencias en una dimensión puede compensarse, en cierto modo, con las satisfacciones obtenidas en otra.

Por el contrario, si una persona es incapaz o se siente especialmente frustrada en una o varias de sus facetas, puede entonces centrar su atención en una sola. El riesgo de adicción en estas circunstancias es alto. De este modo, la adicción es una afición patológica que, al causar dependencia, restringe la libertad del ser humano (Alfonso Fernández, 1996).

En algunos casos hay ciertas características de personalidad o estados emocionales que aumentan la vulnerabilidad psicológica a las adicciones: la impulsividad; la disforia (estado anormal de ánimo que se vivencia subjetivamente como desagradable y que se caracteriza por oscilaciones frecuentes del humor); la intolerancia a los estímulos displacenteros, tanto físicos (dolores, insomnio, fatiga, etc.) como psíquicos (disgustos, preocupaciones, responsabilidades, etc.); y la búsqueda exagerada de sensaciones. Hay veces, sin embargo, en que en la adicción subyace un problema de personalidad -de baja autoestima, ejemplo- o un estilo de afrontamiento inadecuado ante las dificultades cotidianas.

FACTORES PSICOLÓGICOS DE PREDISPOSICIÓN

  • Estado de ánimo disfórico
  • Intolerancia a los estímulos displacenteros
  • Impulsividad
  • Búsqueda de sensaciones
  • Autoestima baja
En último término se trata de personas que carecen de un afecto consistente y que intentan llenar esa carencia con sustancias químicas (alcohol y otras drogas ) o sin sustancias (compras, juegos, ordenadores o trabajo). Porque el cariño llena de sentido nuestra vida y contribuye de forma decisiva a nuestro equilibrio psicológico.

En resumen, un sujeto con una personalidad vulnerable y una cohesión familiar débil corre un gran riesgo de hacerse adicto si cuenta con un hábito de recompensas inmediatas, tiene el objeto de la adicción a la mano, se siente presionado por el grupo y está sometido a circunstancias de estrés (fracaso escolar, frustraciones afectivas, competitividad, etc.) o de vacío existencial (inactividad, aislamiento social, falta de objetivos, etc.).

INICIO Y MANTENIMIENTO DE LAS ADICCIONES PSICOLÓGICAS

INICIO:

1. Vulnerabilidad psicológica

2. Actividades placenteras

3. Presión social

MANTENIMIENTO:

1. Déficits de autocontrol y del control de impulsos

2. Dependencia

3. Falta de actividades gratificantes

La adicción surge entre las actividades placenteras y la dependencia a ellas




En la siguiente entrega estaremos abordando la adicción al juego.









FAMILIA Y PREVENCIÓN INTEGRAL

Conceptos sobre familia

"Es el origen, la fuente, la encrucijada de todas las relaciones. Es el primer punto de encuentro de la vida biopsíquica, social y espiritual; es el nido esencial de la comunidad más íntimo y más estable que el hombre y la mujer puedan construir entre sí, dando origen al sistema de relaciones más necesario para el género humano y es la primera comunidad donde el valor personal y el valor social, irradian para vivificar a la humanidad".

Compartimos plenamente esta definición de Cistemas y Lamus, ya que integra todos los elementos y relaciones que se dan en la dinamia familiar.

Peña Vega nos ilustra con este concepto: "Es el conjunto de personas que viven habitualmente bajo el mismo techo, y por otra parte están ligadas entre ellas por lazos de parentesco, afinidad, de afecto o amistad". Es decir, aquí se destaca que lo importante en la familia, es la relación que se de en su convivencia.

Fernando Savater, en su obra El Valor de Educar, indica: "La educación familiar funciona por la vía del ejemplo, no por sermones discursivos de trabajo, y está apoyado por gestos, hábitos del corazón, chantajes afectivos junto a la recompensa de caricias y castigos distintos para cada cual, cortados a nuestra medida".

Gimeno Callado la define como "Una unidad de personas en interacción"; indicando finalmente que la familia se comporta como un sistema compuesto de individuos en relación duradera y sujetos a influencia de su entorno. La familia es algo más que la simple suma de sus miembros y sus características.

Con el objeto de resaltar la importancia de la participación de la familia en el procesos de orientación preventiva al consumo de Sustancias Psicoactivas, se señalan algunas características que debe reunir para contribuir efectiva y positivamente al proceso formativo en valores; lo que representa una fortaleza personal frente al consumo de sustancias.

Características

1. Buena relación de pareja: respeto, afecto, capacidad de escuchar y manera adecuada de abordar la resolución de conflictos.

2. Ausencia o bajo consumo de alcohol en los padres.

3. Ausencia de consumo de Sustancias Psicoactivas en los padres.

4. Presencia de ideas religiosas o espirituales en los padres.

5. La realización conjunta de actividades de padres e hijos, tales como paseos, juegos, visitas sociales, eventos escolares, compartir algunas comidas de forma regular. Estas actividades impiden el aislamiento de sus miembros.

6. Expresión abierta y cotidiana de cariño y afecto entre los diferentes miembros de la familia, mediante abrazos, caricias, palabras o gestos.

7. Reconocer, hablar y señalar en forma explícita y con regularidad de la creatividad, habilidades, capacidades y cualidades de cada uno de los integrantes de la familia, manteniendo una actitud de permanente asombro ante sus cambios y desarrollo.

8. Contar con reglas claras y coherentes que son producto de la concertación y del consenso; donde los roles están bien definidos y los límites entre generaciones posibilitan a su vez, la diferencia y la armonía.

9. Diálogo abierto, cariñoso, oportuno y muy atento sobre los diferentes temas que preocupan a cualquier miembro de la familia: "siempre cuenta conmigo, siempre puedo contar contigo".

10. La presencia de rituales que acercan o unen a la familia tanto en momentos de alegría que emanan de celebraciones conjuntas de cumpleaños, aniversarios, fiestas, triunfos; como en horas de tristeza ante la muerte, la tragedia, la derrota, etc. dado que ello le permite crear una red de apoyo, solidaridad y de sentido de pertenencia.

11. Contar con historias compartidas. El ser humano para afianzarse en su realidad, requiere las raíces que le ofrece el saber de dónde viene y qué le brindan los hechos en los cuales se reconoce como protagonista.

12. L desautorización de un padre a otro en presencia de los hijos, no se presenta o es rara. Las naturales discrepancias de los padres, son resueltas en ausencia de los menores o delante de ellos con una actitud de respeto y diálogo respetuoso; enmarcándolo dentro de la normalidad de las relaciones familiares; así, las discrepancias entre sus padres, los hijos las verán como las que todas las personas tenemos y que son normales.

13. Existe autonomía de los miembros de la familia, sin desconocer su estado de interdependencia y reciprocidad. Dentro del marco de respeto a la cultura y valores familiares, tanto los hijos como los padres pueden escoger con libertad sus creencias religiosas, manera de vestir, gustos, trabajo y profesión.

Se requiere trabajar en la educación y orientación familiar, como un elemento básico para la formación en valores, lo que sin lugar a dudas, disminuye la vulnerabilidad de los sujetos frente al consumo de Sustancias Psicoactivas.

Recordemos que sin familia no hay prevención.





QUÉ SON LOS VALORES ?

Los valores son distinciones de configuraciones relacionales que se dan en la convivencia, que obtienen su legitimidad desde el amor.

Todos los valores referidos en la literatura se fundan en una emoción fundamental: el amor, y el amor es el dominio de las acciones que constituyen al otro como un legítimo otro en la convivencia. 

Honestidad
Cooperación
Respeto
Lealtad
Generosidad
Justicia
Responsabilidad
Amistad
Solidaridad...


Los valores de la vida cotidiana se fundan en el amor. El respeto se da en la aceptación del otro como un legítimo otro en la convivencia, y donde hay colaboración que se da sólo en el respeto mutuos, desaparecen la arrogancia y la obediencia.

Todos los valores tienen que ver con el amor y son expresión de la armonía social, pues lo social se funda en el amor. Cuándo la valentía es valentía y cuándo es locura ?. El enfrentar un peligro en un contexto que le da a ese enfrentamiento un significado social, es valentía. El enfrentar un peligro sin fundamento social, es locura. En la medida en que tiene un fundamento social, la valentía está fundada en el amor.  


Pero, los valores se aprenden o se enseñan ?

Ni lo uno ni lo otro:

O se viven o se niegan, porque cuando se habla de ellos, ya no están o se hace literatura.

Y entonces qué es el aprender ?

El aprender es convivir, es decir, el aprender se da de una manera o de otra en la transformación que tiene lugar en la convivencia, y consiste en vivir el mundo que surge con el otro.

Las condiciones para la convivencia humana comienzan en la aceptación mutua de la relación materno-infantil, luego se expande en la aceptación de las condiciones de existencia en la comunidad social a la cual se llega a pertenecer.

Al querer generar espacios de respeto mutuo mediante la exigencia, sin embargo, la exigencia es una acción que niega el respeto mutuo. Si queremos crear cooperación mediante la obediencia, aun cuando la obediencia es una exigencia que niega la cooperación. Y más aún cuando se habla del amor como u deber, como algo especial, y nos cegamos a la comprensión de lo social porque no vemos que el amor es la emoción que lo funda; queremos lograr la paz a través de la guerra, y la venganza es la negación de la justicia.

Exigimos al otro que libremente acepte acepte nuestra verdad so pena de ser negado. Pensamos que la obediencia es un valor que dignifica cuando es la negación de sí mismo y del otro; creemos que poseemos poder sin ver que el poder es concedido por el que obedece en un acto en que se niega a sí mismo. En la vida adulta se exige al que accede a ella a cumplir deberes, luchar en defensa de lo propio, aparentar, negar la sensualidad porque el cuerpo se hace obsceno, y, en fin, ser racional en la negación de la emoción como si ésta negase la razón. La vida de la infancia y la vida adulta son, así, totalmente contradictorias, y el vivir en esta contradicción resulta en sufrimientos más o menos aparente según la presencia cotidiana que tenga esta contradicción en el vivir.

Qué es la ética ?

La ética se constituye en la preocupación por las consecuencias que tienen las acciones de uno sobre otro, y adquiere su forma desde la legitimidad del otro con un ser con el cual uno configura un mundo social. La emoción que se funda en lo social es el amor, por eso lo social es un espacio de convivencia que se da desde las acciones que constituyen al otro como un legítimo otro en coexistencia con uno. Por esto también, lo social es un espacio ético y las preocupaciones éticas jamás van más allá del espacio social donde surgen.

Las preocupaciones éticas, por lo tanto, no son en su origen normativas sino "invitantes".

La ética no puede plantearse como exigencia, porque la exigencia niega al otro.

Lo que si cabe agregar es que para que la conducta ética surja hay que permitir que opere la biología del amor, tenemos que devolver al niño la posibilidad de crecer en el amor, en el espacio donde las conductas de los adultos le permitan crecer en respeto por sí mismo y por el otro desde la aceptación de su propia legitimidad.

Con la esperanza de que estas reflexiones de Humberto Maturana, nos sean de utilidad en nuestra convivencia cotidiana para mejorar los contextos educativos, laborales, sociales y comunitarios; seguiremos aportando para fortalecer la comprensión de que sin sujetos no hay contextos y de que los contextos influyen en la formación de los sujetos.

Tendrán vigencia las campañas sobre valores en las instituciones educativas?  Se pueden sembrar valores ?...Las respuestas a estas preguntas, creo que con mucha firmeza y sonoridad nos la da el día a día de nuestra convivencia; y es un NO rotundo: los valores o se viven o se niegan.









domingo, 2 de diciembre de 2012

EL CONSUMO

Nuestro querido Ecuador tuvo el honor de contar con la presencia del famoso pensador Edgar Morin, en el mes de noviembre, quien  en su último libro, La Vía, nos pone a consideración lo relacionado al consumo, que por su importancia y pertinencia con la época actual; lo queremos compartir. 

Una consigna de la política de civilización es: menos, pero mejor. Esta consigna va a contracorriente de la formidable máquina de consumir, producida y animada por el afán de lucro. Pero los consumidores están abocados a autoeducarse, autorregularse y autoorganizarse, y la política de civilización propone ir en ese sentido.

Diagnóstico

El desarrollo ininterrumpido del complejo técnico - económico - industrial - capitalista de nuestra civilización implica un crecimiento continuo de las necesidades y los deseos suscitados por el binomio producción/consumo. A pesar de comportar zonas de pobreza y subconsumo, nuestra civilización, con el apoyo de las tentaciones publicitarias y de otro tipo, fomenta el hiperconsumo. Como dijo Marx, el capitalismo no sólo crea un productor para el consumidor, sino que tambien crea un consumidor para el productor. La multiplicación de los productos ofrecidos al consumo propone nuevos placeres, nuevas satisfacciones, permite nuevas autonomías ( que, como todas las autonomías, son dependientes de quien las mantiene ). Más allá de estos aspectos positivos que abren al consumidor nuevos universos materiales, sensuales y espirituales, el consumo se transforma en consumismo donde lo que era superfluo se vuelve indispensable, los antiguos lujos se vuelven necesidades, las nuevas utilidades se vuelven imprescindibles, y donde la seducción publicitaria conduce a la compra de productos cargados de virtudes ilusorias ( para la salud, la higiene, la belleza, la seducción y el prestigio ).

Aunque contiene zonas de pobreza y de subconsumo, nuestra civilización estimula el consumismo, espoleado por la obsolescencia rápida de los productos, el fomento usar y tirar en detrimento de lo duradero, la sucesión acelerada de las modas, la incitación permanente a lo nuevo, la preocupación individualista por el estatus o standing, así como las frustraciones psicológicas y morales que hallan un consuelo pasajero en la compra y el abusos de bebidas, alimentos , objetos y gadgets.

Es indudable que la competencia comercial juega a favor de la variedad de los productos y la regulación de los precios, pero la industrialización tiende a destruir las cualidades artesanas. En el campo de la alimentación, la agricultura y la ganadería industrializadas, la industria conservera y el imperativo de una larga conservación han eliminado variedades vegetales y animales de calidad, han degradado el gusto de los productos y atrofiado las capacidades gustativas de los consumidores.

La utilización creciente del crédito para conservar el nivel de vida adquirido por las clases populares y medias americanas, empobrecidas por el neoliberalismo y por el alza de los precios, ha engendrado una nueva burbuja financiera que ha desencadenado la crisis económica vigente desde el año 2008. Por su parte, el hiperconsumo, ha agravado la crisis económica y ecológica.

Producto y productor de la civilización occidental, el consumismo se universaliza con el desarrollo de nuevas clases medias en Asia, Indonesia, América del Sur y África. Las necesidades de confort, calefacción, viajes y refrigeración de los coches aumentan el consumo, en particular, el consumo de energía. Estamos empezando a tomar conciencia de que el consumismo comporta despilfarros y dilapidaciones, y causa degradación, contaminación y escasez ( en los yacimientos de energía fósil ); aunque también debemos comprender que el problema no afecta únicamente a la energía, sino a nuestro modo de vida.

El consumismo presenta dos aspectos ligados y antagónicos. Por una parte, se ofrece a satisfacer las necesidades subjetivas y personales y, con ello, fomenta el individualismo. Pero sus productos estandarizados contribuyen, de hecho, al desarrollo de un individualismo estandarizado. El individuo queda subyugado por el consumismo, que lo pone bajo su dependencia porque, en realidad, lo coloca a su servicio.

Por último, el malestar, la angustia y las frustraciones propias de nuestra civilización y nuestro tiempo determinan, por una parte, un consumo compulsivo, y, por otra, múltiples adicciones e intoxicaciones.

Las intoxicaciones de civilización

Empecemos por examinar una serie de intoxicaciones de civilización que contribuyen en gran medida al despilfarro energético, a la degradación ecológica y, al empeoramiento de las condiciones de vida.

La Ley del <<cada vez más, cada vez más rápido>>, que rige las actividades de las élites dirigentes, las sufren los trabajadores subordinados a ellas.

La élite dirigente multiplica las citas expeditivas, transforma las comidas, e incluso los desayunos, en comidas de negocios, pasa de un teléfono a otro, de un avión a otro. Está intoxicada por una sobrecarga de actividades, de las cuales goza como de una droga, al mismo tiempo que la dignifica para su importancia. Las élites profesionales y empresariales están obsesionadas con la eficacia, el rendimiento, la productividad, el coaching y el debriefing. Como su cronometría está hecha de avidez, prisa y precipitación, también imponen a los trabajadores una cronometría de obligaciones, condicionantes y estrés.

La obsesión permanente del lucro es una intoxicación en la cual el dinero, que es el medio, se convierte en  fin.

La obsesión por lo cuantitativo, lo calculable, lo traducido en cifras es una intoxicación cognitiva y generalizada.

El <<trabajo-transporte-sueño-y-vuelta-a-empezar>> de la gran ciudad, los ritmos opresivos del trabajo, la fatiga, el malestar, las incomprensiones múltiples, hasta en el seno de las familias, incitan a tomar sustancias psicoactivas, drogas, anfetaminas. Con las múltiples tazas de café, las copas reconfortantes y las cápsulas supuestamente dinamizadoras, es fácil que se desencadene la espiral de la adicción. Sin embargo, el uso de uso de sustancias psicoactivas ( alcohol, drogas lícitas o ilícitas ) no hace que uno rinda más en su trabajo, al contrario: debilita la salud, deteriora la memoria, provoca angustias y alucinaciones. Los corticoides , utilizados como antiinflamatorios, se emplean, a veces, para reducir la fatiga, lo que puede provocar alteraciones psíquicas, depresión, úlcera, diabetes...Las anfetaminas, hoy prohibidas en Francia y que algunos trabajadores emplean para estimular la atención y luchar contra el cansancio, pueden ocasionar insomnio, hiperagresividad, trastornos cardíacos e, incluso, la muerte.

Intoxicaciones y adicciones consumistas

La omnipresencia publicitaria en los medios y en los muros de las ciudades, la valorización de productos dotados de virtudes ilusorias para el gusto, la salud, la belleza o la seducción estimulan las intoxicaciones consumistas contra las cuales proponemos los antídotos más adelante.

El término <<adicción>> designa una dependencia extrema de la persona respecto a una fuente de deseo o de placer. La noción de adicción es la que debe estar presente en la conciencia, en lugar de la noción de droga. En efecto, en algunas sustancias denominadas drogas como el hachís, la cocaína e, incluso, la heroína pueden ser consumidas por algunas personas sin provocar en ellas una dependencia obsesiva, es decir, una adicción. Lo mismo ocurre con el tabaco y el alcohol, que no son nefastos más que para los <<adictos>>.

Existen, además, adicciones de comportamiento ligadas a los juegos de azar o de competición, a la televisión, a la internet, a la imagen pornográfica, al portátil, al sexo y, en definitiva a cualquier actividad u objeto que dé la sensación de ser imperativamente necesario. El dopaje, generalizado entre los deportistas para mejorar su rendimiento físico, o entre los estudiantes para preparar los exámenes y mejorar su rendimiento psíquico y cerebral, puede, eventualmente, transformarse en adicción.

Según el producto consumido, la adicción puede provocar trastornos psíquicos o somáticos, y la situación de carencia crear una necesidad incontenible que puede conducir al robo o al crimen.

Las adicciones de ciertos individuos al alcohol, al tabaco, a la cocaína,a la heroína y otras drogas, legales o ilegales, plantean enormes problemas. Se trataría, en primer lugar, de realizar una amplia investigación para reconocer los determinantes de la adicción: Son genéticos ?, fisiológicos ?, Psicológicos ?, sociológicos ?, una combinación de todo ello ? Conocer la respuesta sería el estadio previo a la toma de medidas curativas, según los casos.

La verdadera reforma consistiría en la legalización, en todos los países de las drogas ilegales, que se venderían en las farmacias, ya que la prohibición favorece a las mafias, aísla a los <<adictos>> y transforma a algunos de ellos en delincuentes o criminales para obtener la droga. La liberación suprimiría el gigantesco poder financiero y político de las mafias, pondría fin a la delincuencia de los <<adictos>>, reintegrándolos a la vida social. Suprimir la prohibición de las drogas ilegales es una reforma de alcance planetario y de máximo interés humanitario.

Las vías reformadoras

Se impone, pues, la necesidad de una política que reflexiones, a la vez, sobre la energía, la ecología y la civilización; podemos enunciar sus primeros elementos en lo que al consumo se refiere. Dicha política debe luchar contra el despilfarro y la intoxicación consumista, más que imponer restricciones o privaciones; debe promover también la calidad en detrimento de la cantidad. Cabe señalar que la necesidad de plantear restricciones que acompaña toda crisis económica puede ayudar a acabar con el hiperconsumo; la primera reacción al empobrecimiento es recurrir al crédito; la segunda, controlar el consumo.

Es importante promover la moderación en el consumo, pero entendiendo que ésta debe ser moderada a su vez (el lector disculpará el oximoron ). La gran enseñanza de las culturas arcaicas y tradicionales es que la sobriedad cotidiana debe alternar con momentos de fiesta, de derroche, de embriaguez y de éxtasis. Es entonces cuando el consumo cede el lugar a la consumación.

Una reforma al consumo implicaría necesariamente:


1. Reducir las intoxicaciones consumistas que incitan a la compulsión de objetos cargados de cualidades ilusorias, efectuadas para calmar la angustia o para consolarse de frustraciones o penas;

2. Animar a tomar conciencia de que la búsqueda desaforada de satisfacciones materiales a menudo es debida a profundas insatisfacciones psíquicas y morales;

3. Promover todas las iniciativas que inciten a la búsqueda de la calidad y los placeres que ésta proporciona;

4. Fijar e imponer unas normas de calidad para los productos de consumo; comprobar las indicaciones de calidad ( sellos, denominaciones de origen, etc.);

5. Educar a los consumidores de forma que primen la calidad en la elección de los productos, empezando desde la escuela (clases dedicadas al estudio de nuestra civilización) y continuando de forma permanente, a fin de que los consumidores controlen cada vez más la calidad de sus compras;

6. Fomentar los movimientos de reforma de vida que contribuyen a modificar el consumo;

7. Fomentar la renovación de las artesanías de reparación (zapateros, relojeros, remendones diversos);

8. Reemplazar la producción de objetos de un solo uso por objetos reparables, reemplazar los objetos producidos para una duración limitada por productos duraderos;

9. Fomentar la devolución frente a las botellas de usar y tirar ( como en Alemania), hacer pagar las bolsas de plástico (como en Irlanda);

10. Generalizar el reciclaje de los productos que se tiran (Solerabals, una sociedad con sede en Adis Abeba, fabrica unos zapatos a partir del caucho de las ruedas usadas, añadiéndole tela), especialmente del papel;

11. Crear certificados de garantía de los productos libres de toda explotación de trabajadores a lo largo de su cadena productiva y que comporte un triple sello de calidad: libre de trabajo infantil, de discriminación y de trabajo forzado (una iniciativa del Instituto Boliviano de Comercio Exterior apoyado por el gobierno de La Paz, la Organización Internacional del Trabajo y UNICEF).

La reforma debería tender a sustituir los hipermercados de la periferia, grandes consumidores de energía, por supermercados de barrio, y, en especial, promover la vuelta a los comercios de proximidad.

Debería fomentar el uso de productos bio y de agricultura tradicional, así como los productos del comercio justo.

Debería fomentar los comités de ética del consumo, la acción de los organismos de defensa de los consumidores ( asociaciones o ligas de consumidores que establecen procedimientos para estudiar los productos y orientar las compras).

Debería propagar una política del consumo y, a través de ella, crear una fuerza política de los consumidores, organizados en asociaciones o ligas frente a los productores y a los distribuidores, disponiendo del boicot a las compras como arma, tan eficaz como la huelga de los trabajadores en la producción.

Con la esperanza de que este artículo del gran maestro Edgar Morin; se lo utilice para generar conversatorios con estudiantes, profesores y padres de familia; así como con trabajadores para reflexionar sobre la responsabilidad de los productores y de los consumidores en el mantenimiento de nuestra salud integral y del planeta en general.

Esperamos los comentarios de quienes se toman el tiempo de leer el pensamiento de este inmenso ser que es el maestro Morin, que éste servidor de ustedes a través de este blog pone su disposición.