Vamos a compartir criterios de Humberto Maturana sobre las raíces de la violencia.
La violencia es cultural, es aprendida, es un modo de convivir, un estilo relacional entre los seres humanos y no una cuestión biológica.
Biología del amor: Lo que posibilita el fenómeno social humano es la aceptación del otro como un legítimo otro en la convivencia. Nuestra cultura patriarcal está centrada en la dominación y el sometimiento, las jerarquías, en la desconfianza y el control, en la lucha y la competencia, es una cultura generadora de violencia porque vive en un espacio relacional inconsciente de negación del otro.
LLenamos el cine, TV, pintura, música de violencia invasiva que no respeta ni seres ni cosas y, nos sorprende que nuestros hijos no sepan ni respetarse ni respetarnos.
Estos tres conceptos nos pueden orientar en el fenómeno de la violencia:
Amor: Es la emoción a través de la cual el otro aparece como un otro legítimo en coexistencia con uno.
Agresión: Es la emoción a través de la cual el otro es negado directa o indirectamente como un legítimo otro en coexistencia con uno.
Indiferencia: Es la emoción a través de la cual el otro no es visto como otro. En la indiferencia el otro no tiene presencia, y lo que le sucede a él o a ella está fuera del dominio de nuestras preocupaciones.
El futuro de la humanidad no está en los niños, está en los adultos que convimos con esos niños.
La comprensión de lo humano requiere la comprensión de la dinámica biológica que lo origina.
Entender los fundamentos biológicos del saber y el aprender para expandir nuestra comprensión de lo que ocurre en el proceso educativo y las consecuencias que tiene ese proceso educativo para la vida humana.
Educación.- Cuando hablamos de educación nos referimos a la transformación de nuestros niños/as en su convivencia con nosotros los educadores u otros adultos. Esto ocurre en un ambiente relacional que debe ser aceptado como legítimo y adecuado para que ellos surgan como adultos que llegarán, en el futuro, a repetir el mismo ciclo con sus hijos.
La educación es un proceso de transformación humana en la convivencia. Esto quiere decir que ocurre en todas las dimensiones relacionales del vivir del niño/a, tanto en los espacios privados de la familia o del jardín de infantes, como en los espacios públicos de la calle y del barrio. La educación es un proceso en el que tanto niños como educadores cambian juntos en forma congruente, en tanto permanecen en interacciones recurrentes. De modo que los niños aprenden a vivir en cualquier dominio de vida donde sus maestros los encaminen.
La educación es un proceso de transformación de vida que sigue un curso definido por la manera de vivir de padres y educadores. En este proceso el niño se transforma en un tipo de ser humano u otro, según el tipo de experiencias vividas recurrentemente con sus padres y educadores.
La tarea central de la educación es prestar atención, fomentar, y guiar a los niños,as en su crecimiento como seres humanos responsables social y ecológicamente, conscientes de que se respetan a sí mismo y a los demás. Los valores deben ser vividos en todo instante en el proceso educativo, y no ser enseñados como nociones abstractas o acciones independientes. Los valores tienen que ver con el dominio de las emociones, no de la razón, y en particular con el dominio del amor, que es la emoción que hace posible la convivencia social.
Cómo salir de la violencia ?
Es posible salir de la violencia mediante la reflexión, para lo cual se requiere desapego a la propia circunstancia. La reflexión es el acto máximo de libertad y en cierto grado, el don máximo del vivir humano.
Si queremos acabar con la violencia, tenemos que vivir de otro modo; en el respeto mutuo y no en la negación del otro, en la colaboración, en el deseo compartido y no en la exigencia y la obediencia, en todas las dimensiones de nuestra existencia.
Tenemos que apoyarnos en nuestra biología de seres humanos, que surgan desde la biología del amor en la historia de lo vivo, para abandonar el espacio psíquico de la violencia, y recuperar el espacio psíquico de la colaboración.
Es nuestra tarea hacer uso de la enseñanza como un medio para educar al ninno/a en la creación de los espacios de vida que lo llevarán a ser un ser humano responsable, socialmente consciente y que se respete a sí mismo y a los demás.
En los contextos familiares, educativos, laborales y comunitarios está la clave de todo...trabajemos en esos contextos, haciendo lo que nos corresponde y no esperando que otros hagan lo que nosotros queremos.
Lo propiamente humano para Morín es: El pensamiento, el lenguaje y la conciencia...desarrollemos esto, educar y educarnos permanentemente es necesario para humanizarnos.
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