CONSIDERACIONES ESPECIALES PARA LAS MUJERES
Sensibilidad distinta
El alcohol no afecta a todas las personas por igual; por ejemplo, hay grandes diferencias entre los efectos del alcohol en mujeres y en hombres. A medida que las mujeres han adquirido un papel más relevante en nuestra sociedad, han gozado de mayor libertad ( y quizás más estímulos ) para beber. En consecuencia, la bebida ha aumentado entre las mujeres en general. Las encuestas indican que el porcentaje de mujeres que beben ha aumentado del 44 al 66 por ciento en los últimos cuarenta años, el 5 por ciento de las cuales son bebedoras empedernidas.
El organismo de las mujeres es distinto al de los hombres en muchos aspectos, por lo que reacciona de manera diferente al alcohol. Por un lado, las mujeres son más pequeñas que los hombres y sus cuerpos tienen porcentajes más altos de grasa, lo que hace que desarrollen concentraciones de alcohol más altas en sangre que los hombres después de beber cantidades similares. Así mismo, parece ser que el elemento químico llamado alcohol deshidrogenasa (ADH ) que descompone parte del alcohol en el estómago antes de que se absorba en la sangre se encuentra en menor cantidad en el estómago de las mujeres. Así que en comparación con los hombres, una mayor cantidad del alcohol va a parar al torrente sanguíneo. En efecto, al ingerir una dosis dada, la mujer puede llegar a tasas de alcohol en sangre entre 25 y un 30 por ciento más alta que el hombre. Las mujeres deben saber que seguramente experimentarán efectos más agudos que sus compañeros masculinos si beben cantidades comparables de alcohol.
Píldoras anticonceptivas
Otro aspecto específico de las mujeres es que los anticonceptivos orales reducen el ritmo de eliminación del alcohol del organismo. Las mujeres que toman la píldora pueden sentir los efectos sedantes del alcohol durante más tiempo que las mujeres que no las toman.
Efectos sobre la salud
Las mujeres que beben corren más riesgo de sufrir daño hepático que los hombres, aunque beban menos alcohol o durante períodos más cortos. Este incremento del riesgo se ha comprobado en mujeres que toman entre una copa y media a tres al día, y puede deberse a la manera en que el organismo femenino elimina el alcohol.
El páncreas también tiene mayores posibilidades de sufrir daño en el caso de las mujeres. Las células del páncreas fabrican enzimas que se utilizan en la digestión. Cuando el alcohol daña las células del páncreas estas enzimas comienzan a filtrarse y a digerir literalmente el páncreas mismo. Aunque esto pasa en hombres como en mujeres, las mujeres lo desarrollan antes.
Las mujeres también tienen mayor probabilidad de desarrollar tensión arterial alta debido a la ingesta de alcohol. La tensión arterial alta es una de las mayores causas de infarto o derrames cerebrales. Las mujeres que beben de dos a tres copas al día aumentan un 40 por ciento el riesgo de desarrollar tensión arterial alta ( hipertensión ). La buena noticia es que ese riesgo adicional disminuye cuando la mujer deja de beber. De todas formas, en las mujeres que beben aunque sea en cantidades moderadas, el incremento del riesgo de tensión arterial alta es importante.
El riesgo de cáncer de mama también aumenta en las mujeres que beben. Aún no se ha establecido la cantidad mínima que aumenta el riesgo. Pero hay pruebas consistentes de que tan solo una o dos copas al día pueden aumentar el cáncer de mama en las mujeres. Y no se necesita una cantidad mucho mayor de alcohol para aumentar el riesgo todavía más. Por ejemplo, un análisis reveló que las mujeres que bebían de dos a cuatro copas al día incrementaban el riesgo de cáncer de mama un 41 por ciento, mientras que otro demostró que las mujeres que bebían un promedio de tres copas o más al día aumentaban un 69 por ciento el riesgo de padecer cáncer de mama.
Para terminar, parece que las mujeres son más sensibles a los efectos de la bebida crónica en las funciones cerebrales y tienen meas posibilidades de mostrar déficits en las funciones cognitivas.
Consideraciones sociales y psicológicas
A pesar de que en la últimas décadas se acepta más que las mujeres beban, numerosos estudios indican que si lo hacen en exceso son más censuradas que los hombres. La tasa de divorcio en mujeres alcohólicas es más alta que en hombres alcohólicos, lo que sugiere que las mujeres son menos propensas a abandonar la relación con hombres alcohólicos que a la inversa.
Ni que decir tiene que las mujeres que beban en exceso corren mayor riesgo de sufrir violencia doméstica y sexual que otras mujeres. Un estudio muy riguroso realizado en más de 3.000 mujeres universitarias reveló que cuanto más alcohol se consumía, más altas eran las probabilidades de ser víctima de violencia sexual. Esto puede deberse a que la mujer bajo los efectos del alcohol, puede tener mayores problemas a la hora de interpretar la conducta del hombre como amenazante o de resistir avances sexuales no deseados.
Exposición prenatal
Los peligros de la exposición prenatal se conocen desde la época de Aristóteles en la antigua Grecia. Pero no fue hasta 1968 cuando comenzaron a salir los informes. Los primeros estudios el síndrome de alcohólico fetal ( FAS por sus siglas en inglés ) describen deformidades físicas serias y retraso mental profundo en los niños de madres bebedoras empedernidas. Aunque estos hallazgos fueron muy importantes, al principio no había ninguna prueba de que las mujeres que bebían con más moderación pusieran a sus hijos en riesgo. De hecho, durante muchos años se aconsejaba a las mujeres embarazadas que tomaran una copa de vino con la comida, o un trago de vez en cuando para ayudarlas a relajarse o a dormir.
Pasó un tiempo hasta que los efectos de la bebida moderada por parte de las madres se hicieran evidentes, porque los niños no tenían ninguna de las deficiencias obvias asociadas con el síndrome alcohólico fetal. No obstante, ahora está claro que existe un patrón menos severo pero muy preciso asociado con la bebida prenatal de la madre, un patrón descrito como efectos del alcohol en el feto ( FAE por sus siglas en inglés ). Los niños en edad escolar con FAS o FAE se describen como hiperactivos, distraídos e impulsivos, con poca capacidad de concentración, todos ellos comportamientos similares a los observados en niños con trastorno de déficit de atención ( ADD ). Sin embargo, los niños con FAS o FAE difieren con los niños con ADD en el sentido de que tienen mayores carencias intelectuales. Recientemente ha aparecido el término trastorno del espectro alcohólico fetal ( FASD por sus siglas en inglés ) para englobar una amplia serie de discapacidades neurológicas, cognitivas, conductuales y de aprendizaje asociadas con la exposición prenatal al alcohol.
Las discapacidades en torno a inteligencia y comportamiento en personas con FASD parecen persistir hasta la edad adulta y probablemente durante toda la vida, y producen niveles en el CI ( coeficiente intelectual ) que están notablemente por debajo del promedio. Los paciente con FAS obtuvieron peores puntuaciones que los de FAE, pero ambos estuvieron significativamente por debajo de lo normal, con dificultades en la lectura y la ortografía y con déficits muy profundos en matemáticas. Más importante aún, los paciente con FAE no se desenvolvieron mejor que los pacientes con FAS en las pruebas académicas, aunque sus CI eran algo más altos. En resumidas cuentas, todo lo dicho hasta ahora significa que incluso beber con moderación durante el embarazo puede crear discapacidades intelectuales permanentes. Algunos estudios de FAE en los animales sugiere que una sola copa al día deteriora la función de zonas cerebrales relacionadas con el aprendizaje en las crías adultas.
La conclusión final es que no se ha identificado un nivel seguro de ingesta de alcohol durante el embarazo. La decisión más inteligente para la mujer es no beber durante el embarazo o si cree que puede estar embarazada.
REFLEXIÓN DEL AUTOR DEL BLOG
En el consumo de alcohol, cada vez es mayor el número de mujeres involucradas; desde este espacio se invita a considerar los aspectos enfocados sobre los riesgos para la mujer, madre y especialmente para la vida engendrada que representa consumir alcohol en estado de embarazo.
A esto le agregamos el machismo existente en nuestro país y en casi todo el mundo, que estigmatiza a la mujer que usa o consume sustancias; sin necesidad de que llegue a estados de dependencia.
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