Se escucha con mucha frecuencia que las unidades educativas de todos los niveles, no cuentan con consejeros, unos con el número adecuado y otras con ninguno, especialmente en los casos de la educación básica; esta situación nos ha remontado a la época en que tuvimos la oportunidad de ejercer la Jefatura de Orientación y Bienestar Estudiantil de la Provincia del Guayas, experiencia que compartiremos en esta oportunidad.
Esa Jefatura no contaba ni siquiera con un espacio físico en la Dirección de Educación, ni con personal alguno para labores administrativas elementales y tenía que atender a una población de de más de quinientos colegios, entre fiscales , particulares y fiscomisionales. La población de integrantes de los Departamentos de Orientación y Bienestar Estudiantil era de aproximadamente quinientas personas, entre orientadores, psicólogos, médicos, trabajadoras sociales y unas cuantas enfermeras. En esas condiciones iniciamos el trabajo, frente a los cual no quedó otra cosas que "meditar" en la manera de cumplir nuestro objetivo; entonces consideramos indispensable tener lo siguiente:
Esa Jefatura no contaba ni siquiera con un espacio físico en la Dirección de Educación, ni con personal alguno para labores administrativas elementales y tenía que atender a una población de de más de quinientos colegios, entre fiscales , particulares y fiscomisionales. La población de integrantes de los Departamentos de Orientación y Bienestar Estudiantil era de aproximadamente quinientas personas, entre orientadores, psicólogos, médicos, trabajadoras sociales y unas cuantas enfermeras. En esas condiciones iniciamos el trabajo, frente a los cual no quedó otra cosas que "meditar" en la manera de cumplir nuestro objetivo; entonces consideramos indispensable tener lo siguiente:
Una estructura.- Sin estructura no existe nada : el cuerpo humano tiene su estructura, los estados tienen la suya, las instituciones de cualquier índole la tienen, las educativas no son la excepción, etc. Fue entonces cuando creamos el Consejo Provincial de Educación...organismo que no constaba en la Ley ni en el Reglamento de Educación; pero que tampoco estaba prohibida su existencia y, además no tendría ninguna actividad que no fuera la de contribuir de manera desinteresada a fortalecer el proceso de orientación en la provincia. Fue así como integramos a un grupo valioso de orientadoras de diferentes planteles educativos a ese "Consejo Provincial de Orientación"; que es de justicia mencionar sus nombres:
Ps. Nelly Guadamud...colegio Guayaquil
Ps. Nelly Guadamud...colegio Guayaquil
Lcda. Mónica Mosquera Chonillo...colegio Aguirre Abad
Lcda. Amaya Jacho...colegio Francisco de Orellana
Lcda. Blanca LLanos...Colegio Juan Bautista Aguirre , de Daule
Lcda. Mercy Ramia...Colegio Otto Arosemena Gómez
Lcda. Martha Gambarrotti...delegada por los colegios nocturnos
Lcda. Azucena Plúas...colegio Guillermo Ordóñez
Lcda. Graciela Mendieta ... colegio Velasco Ibarra de Milagro
Una estrategia.- Dividir a la ciudad de Guayaquil en cinco zonas: norte, sur, este, oeste y una nocturna; y a el área rural en tres zonas: Daule, Milagro y Santa Elena. Cada una de las zonas tenía un colegio sede y una persona responsable que se encargaban de hacer convocatorias a las reuniones que se realizaban de manera trimestral o, cuando el caso lo requería.
LA TAREA ORIENTADORA DEL PROFESOR DE ASIGNATURA
Teórica y prácticamente el orientador de los estudiantes es el profesor que está con ellos en el curso; teóricamente porque la orientación es inseparable de la educación y el profesor del curso es quién gerencia y administra el proceso educativo en ese curso. Mucha gente piensa que el profesor no está capacitado para hacer orientación, porque la orientación es compleja y delicada; seguramente consideran que educar es una actividad más gruesa y menos compleja que la orientación. No advierten que la orientación es una ciencia constitutiva de una ciencia general denominada educación; de modo que orientar es lo mismo que educar, si se entiende por educación el desarrollo de la personalidad de cada sujeto.
Ese constituyente de la educación que denominamos orientación, es nada menos que el núcleo, el elemento central del proceso educativo. Da tal suerte que si aceptara que el profesor de curso no está preparado para orientar, equivaldría a decir que ese profesor no está preparado para desarrollar el núcleo del proceso educativo; o lo que sería lo mismo, no está preparado para educar y tendríamos que impedirle trabajar en educación. Por su parte, la acción de orientar es un proceso prolongado que se destaca por el conocimiento y trabajo que tiene el profesor del estudiante, sobre el del especialista en orientación o consejero que posee conocimientos teóricos generales sobre el estudiante. Idealmente como vemos, el orientador de cada estudiante, es el profesor de asignatura y no el especialista en orientación o consejero.
Si en una institución educativa tenemos sesenta profesores, dos especialistas en orientación o consejeros y mil estudiantes; en cien instituciones educativas tendríamos seis mil profesores, dos cientos especialistas en orientación o consejeros y cien mil estudiantes; resulta obvio que si la tarea de orientar la hicieran los especialistas en orientación o consejeros y no los profesores, equivaldría a decir que los estudiantes no tendrían orientación básica.
CÓMO ORIENTA EL PROFESOR DE ASIGNATURA?
Orienta con su trabajo cotidiano en la escuela o colegio, no con una parte de ese trabajo, sino con todo ese trabajo. Ese profesor de asignatura, para bien o para mal influye poderosamente en las percepciones que del mundo va teniendo el estudiante, influye en su formación de hábitos, en su organización valórica, en sus hábitos de puntualidad, en su presentación personal, en su actitud y en las posibilidades de encuentro con la conciencia o con el amor a la vida.
Un estudiante tímido, por ejemplo, no vence su timidez con el especialista en orientación o el consejero, lo hace con el profesor que le permite expresarse, que lo estimula a participar en clase dentro de un marco de respeto a sus capacidades y limitaciones. Ese docente le enseña a enfrentar gradualmente los riesgos, le pone en situaciones concretas en las cuales ese niño o ese joven se siente útil a su grupo y crece como persona.
De la misma manera, un niño con dificultades de aprendizaje, no vence esas dificultades con as técnicas de estudio que le puede entregar el especialista en orientación o consejero, sino con la variedad de métodos que pueda emplear el profesor de asignatura en cada curso. Como podemos observar, el orientador de los estudiantes, es el profesor de asignatura; atrás quedó la concepción de que el único que podía orientar era el especialista en orientación o consejero.
El profesor de asignatura no es un instructor o un dador de clases; es quien está abriendo al estudiante una ventana al mundo exterior y también a su mundo interior. Ese esclarecimiento del mundo exterior e interior de cada estudiante; se llama orientación.
El profesor de matemáticas por ejemplo, entrega un instrumento para explicar el mundo, quién lo posea y no lo comprenda; quedará mutilado, será un sujeto que no comprenderá el lenguaje de la ciencia.
Hace orientación cuando en sus clases no hay estudiantes convencidos de que ellos son malos para matemáticas, cuando los que saben más y los que saben menos se atreven a hacer preguntas y a dar respuestas, cuando cada estudiante es apoyado en su comprensión de las matemáticas por el profesor, cuando la enseñanza de las matemáticas no es para el estudiante un acertar entre las respuestas exactas e inexactas, sino el buscar incansablemente aproximaciones sucesivas a la verdad descubierta por las matemáticas.
Hace orientación cuando trabaja en su clase con la conciencia de que entre él y sus estudiantes hay una profunda diferencia de punto de partida porque el profesor conoce la respuesta correcta y sabe como llegar a ella, mientras que los estudiantes no la conocen y tampoco el camino para llegar a ella.
Una buena clase es como un viaje hacia el conocimiento, en el cual el profesor guía a sus estudiantes, pero ellos hacen los descubrimientos, es una aventura en la que al final no habrá ignorantes ni sabios, sino simplemente diversos momentos de llegada de los viajeros al destino propuesto.
Cuando al final de un curso de matemáticas, unos estudiantes saben más y otros saben menos, pero ninguno tiene miedo a las matemáticas, cuando al contrario, todos tienen interés en volver a otra clase de matemáticas, cuando todos tienen interés en aprender más de lo que saben, entonces ese curso de matemáticas es un curso de orientación, porque es un curso que produce estudiantes confiados, seguros, con deseos de aprender, felices de conocer hasta donde cada cual pueda; felices de conocer el lenguaje de la ciencia, contentos de manejar una herramienta que les abre puertas para comprensión del mundo.
Por todo esto, no le pidamos al profesor de matemáticas que haga "orientación". Pidámosle simplemente que ningún estudiante de su clase se quede sin comprender las bases del conocimiento matemático, que ningún integrante de su clase llegue a auto-convencerse de falta de capacidad para las matemáticas. Que ningún estudiante esté en su clase con temor, que al contrario, aprenda en su clase con alegría. Pidámosle eso en orientación al profesor de matemáticas, no le pidamos más; con eso le estamos pidiendo todo.
El profesor de lecto-escritura que enseña a un estudiante a leer y a escribir, no le enseña sólo una determinada asignatura; está impidiendo que ese estudiante camine como ciego en el ámbito de su propia cultura. Estos instrumentos básicos para comprender el mundo de los sujetos que le permiten desarrollar sus capacidades y potencialidades, no los entrega el especialista en orientación o consejero; los entrega el profesor de asignatura.
Pero cuando el profesor de asignatura no impulsa la comprensión de esos instrumentos de la ciencia que le entrega a los estudiantes, entonces esos estudiantes quedan sin orientación ante las exigencias del medio natural y ante las exigencias de su propia interioridad que queda sin ser desarrollada.
Orientar no es predicar, orientar no es dar consejos; orientar es:
Crear las posibilidades reales de desarrollo, es posibilitar que se desarrollen las capacidades que esperan en el interior de cada estudiante. Y eso no se hace con unidades especiales de orientación, exclusivamente; se hace con las actividades curriculares totales de la escuela o colegio.
Por ejemplo, la profunda implicancia orientadora que tiene en el estudiante, el hecho aparentemente administrativo de la entrega de las calificaciones que pone el profesor; una nota del profesor puede despertar una capacidad dormida, puede destruir una capacidad incipiente, puede alentar una esperanza, puede obstruir definitivamente una expectativa profesional y; ese instrumento tan poderoso de orientación, no está en manos del especialista en orientación o consejero; está en manos del profesor de asignatura.
Por eso, la labor de los especialistas en orientación o consejeros dentro de las escuelas y colegios, es asegurar que funcione el programa total, teniendo en cuenta los objetivos de la orientación y asegurar al mismo tiempo que el proceso orientador se desarrolle sobre bases científicas y teóricas válidas.
Entonces surge nuevamente la pregunta; quién orienta directamente al estudiante? La respuesta que emerge es...el profesor de asignatura.
Y cómo y con qué lo hace ? Con su actitud y con su ciencia.
Si un profesor que enseña arte o un idioma, conoce a profundidad ese arte y ese idioma. Y si conoce también que los estudiantes reales y concretos de su curso tiene diversas formas personales y varios condicionamientos sociales para acceder al conocimiento de esa ciencia; a esa ciencia el profesor le agrega la conciencia del sujeto que está participando en la aparición de ora complejidad, tan rica, tan secreta como la del profesor mismo, entonces, cuando eso sucede; aunque ese profesor no haga otra casa; estamos ante la presencia de un orientador.
Muchas personas pensarán que la orientación no existe o que el profesor que hemos descrito existe solamente en la imaginación. Si un profesor no posee la ciencia y la conciencia señalada, pero anda en busca de ellas incansablemente, ya está haciendo orientación; porque al menos puede comunicar a los estudiantes, su testimonio personal de búsqueda de la verdad y su deseo de encontrarla.
El especialista en orientación o consejero, no es pues, sino en circunstancias muy determinadas, un orientador o consejero de estudiantes; es principalmente, un orientador del sistema. Por lo tanto el especialista en orientación o consejero no trabaja directamente con los estudiantes, trabaja con los profesores, con los directivos, con los padres, con el personal de talento humano y con los organismos e instituciones de la comunidad.
Esta complejidad de la orientación es la que realmente no se la comprende y de la cual emergen las voces que gritan desesperadamente que hace falta orientación a nuestros estudiantes; olvidando que la limitada orientación se encuentra en los especialistas en orientación o consejeros, en los padres y principalmente en los profesores de asignatura.
TOMAR CONCIENCIA DE LA ORIENTACIÓN BÁSICA
En esta época de cambios profundos en todos los campos, necesitamos tomar conciencia del papel orientador que le corresponde al profesor de asignatura, a los padres de familia, a los directores de diferentes procesos en el campo laboral y especialmente a las autoridades de todos los niveles.
Tenemos un "ejército" de docentes que necesitan ser orientados para que puedan cumplir con su rol orientador; no necesitamos "especialistas especializados en especialidades especiales"que desorienten y confundan a la comunidad educativa con lenguajes esotéricos; necesitamos gente sencilla que ame su trabajo, que sea feliz haciendo su tarea, que sea responsable; en una palabra, que sepa educarse y educar en convivencia, en ciudadanía, en felicidad, en amor... en definitiva , para la vida; esa es la necesidad de nuestro país en la época en que vivimos.
Ampliemos nuestra mirada y de esta manera podremos ver el mundo que anhelamos en ese deseado BUEN VIVIR.
LA TAREA ORIENTADORA DEL PROFESOR DE ASIGNATURA
Teórica y prácticamente el orientador de los estudiantes es el profesor que está con ellos en el curso; teóricamente porque la orientación es inseparable de la educación y el profesor del curso es quién gerencia y administra el proceso educativo en ese curso. Mucha gente piensa que el profesor no está capacitado para hacer orientación, porque la orientación es compleja y delicada; seguramente consideran que educar es una actividad más gruesa y menos compleja que la orientación. No advierten que la orientación es una ciencia constitutiva de una ciencia general denominada educación; de modo que orientar es lo mismo que educar, si se entiende por educación el desarrollo de la personalidad de cada sujeto.
Ese constituyente de la educación que denominamos orientación, es nada menos que el núcleo, el elemento central del proceso educativo. Da tal suerte que si aceptara que el profesor de curso no está preparado para orientar, equivaldría a decir que ese profesor no está preparado para desarrollar el núcleo del proceso educativo; o lo que sería lo mismo, no está preparado para educar y tendríamos que impedirle trabajar en educación. Por su parte, la acción de orientar es un proceso prolongado que se destaca por el conocimiento y trabajo que tiene el profesor del estudiante, sobre el del especialista en orientación o consejero que posee conocimientos teóricos generales sobre el estudiante. Idealmente como vemos, el orientador de cada estudiante, es el profesor de asignatura y no el especialista en orientación o consejero.
Si en una institución educativa tenemos sesenta profesores, dos especialistas en orientación o consejeros y mil estudiantes; en cien instituciones educativas tendríamos seis mil profesores, dos cientos especialistas en orientación o consejeros y cien mil estudiantes; resulta obvio que si la tarea de orientar la hicieran los especialistas en orientación o consejeros y no los profesores, equivaldría a decir que los estudiantes no tendrían orientación básica.
CÓMO ORIENTA EL PROFESOR DE ASIGNATURA?
Orienta con su trabajo cotidiano en la escuela o colegio, no con una parte de ese trabajo, sino con todo ese trabajo. Ese profesor de asignatura, para bien o para mal influye poderosamente en las percepciones que del mundo va teniendo el estudiante, influye en su formación de hábitos, en su organización valórica, en sus hábitos de puntualidad, en su presentación personal, en su actitud y en las posibilidades de encuentro con la conciencia o con el amor a la vida.
Un estudiante tímido, por ejemplo, no vence su timidez con el especialista en orientación o el consejero, lo hace con el profesor que le permite expresarse, que lo estimula a participar en clase dentro de un marco de respeto a sus capacidades y limitaciones. Ese docente le enseña a enfrentar gradualmente los riesgos, le pone en situaciones concretas en las cuales ese niño o ese joven se siente útil a su grupo y crece como persona.
De la misma manera, un niño con dificultades de aprendizaje, no vence esas dificultades con as técnicas de estudio que le puede entregar el especialista en orientación o consejero, sino con la variedad de métodos que pueda emplear el profesor de asignatura en cada curso. Como podemos observar, el orientador de los estudiantes, es el profesor de asignatura; atrás quedó la concepción de que el único que podía orientar era el especialista en orientación o consejero.
El profesor de asignatura no es un instructor o un dador de clases; es quien está abriendo al estudiante una ventana al mundo exterior y también a su mundo interior. Ese esclarecimiento del mundo exterior e interior de cada estudiante; se llama orientación.
El profesor de matemáticas por ejemplo, entrega un instrumento para explicar el mundo, quién lo posea y no lo comprenda; quedará mutilado, será un sujeto que no comprenderá el lenguaje de la ciencia.
Hace orientación cuando en sus clases no hay estudiantes convencidos de que ellos son malos para matemáticas, cuando los que saben más y los que saben menos se atreven a hacer preguntas y a dar respuestas, cuando cada estudiante es apoyado en su comprensión de las matemáticas por el profesor, cuando la enseñanza de las matemáticas no es para el estudiante un acertar entre las respuestas exactas e inexactas, sino el buscar incansablemente aproximaciones sucesivas a la verdad descubierta por las matemáticas.
Hace orientación cuando trabaja en su clase con la conciencia de que entre él y sus estudiantes hay una profunda diferencia de punto de partida porque el profesor conoce la respuesta correcta y sabe como llegar a ella, mientras que los estudiantes no la conocen y tampoco el camino para llegar a ella.
Una buena clase es como un viaje hacia el conocimiento, en el cual el profesor guía a sus estudiantes, pero ellos hacen los descubrimientos, es una aventura en la que al final no habrá ignorantes ni sabios, sino simplemente diversos momentos de llegada de los viajeros al destino propuesto.
Cuando al final de un curso de matemáticas, unos estudiantes saben más y otros saben menos, pero ninguno tiene miedo a las matemáticas, cuando al contrario, todos tienen interés en volver a otra clase de matemáticas, cuando todos tienen interés en aprender más de lo que saben, entonces ese curso de matemáticas es un curso de orientación, porque es un curso que produce estudiantes confiados, seguros, con deseos de aprender, felices de conocer hasta donde cada cual pueda; felices de conocer el lenguaje de la ciencia, contentos de manejar una herramienta que les abre puertas para comprensión del mundo.
Por todo esto, no le pidamos al profesor de matemáticas que haga "orientación". Pidámosle simplemente que ningún estudiante de su clase se quede sin comprender las bases del conocimiento matemático, que ningún integrante de su clase llegue a auto-convencerse de falta de capacidad para las matemáticas. Que ningún estudiante esté en su clase con temor, que al contrario, aprenda en su clase con alegría. Pidámosle eso en orientación al profesor de matemáticas, no le pidamos más; con eso le estamos pidiendo todo.
El profesor de lecto-escritura que enseña a un estudiante a leer y a escribir, no le enseña sólo una determinada asignatura; está impidiendo que ese estudiante camine como ciego en el ámbito de su propia cultura. Estos instrumentos básicos para comprender el mundo de los sujetos que le permiten desarrollar sus capacidades y potencialidades, no los entrega el especialista en orientación o consejero; los entrega el profesor de asignatura.
Pero cuando el profesor de asignatura no impulsa la comprensión de esos instrumentos de la ciencia que le entrega a los estudiantes, entonces esos estudiantes quedan sin orientación ante las exigencias del medio natural y ante las exigencias de su propia interioridad que queda sin ser desarrollada.
Orientar no es predicar, orientar no es dar consejos; orientar es:
Crear las posibilidades reales de desarrollo, es posibilitar que se desarrollen las capacidades que esperan en el interior de cada estudiante. Y eso no se hace con unidades especiales de orientación, exclusivamente; se hace con las actividades curriculares totales de la escuela o colegio.
Por ejemplo, la profunda implicancia orientadora que tiene en el estudiante, el hecho aparentemente administrativo de la entrega de las calificaciones que pone el profesor; una nota del profesor puede despertar una capacidad dormida, puede destruir una capacidad incipiente, puede alentar una esperanza, puede obstruir definitivamente una expectativa profesional y; ese instrumento tan poderoso de orientación, no está en manos del especialista en orientación o consejero; está en manos del profesor de asignatura.
Por eso, la labor de los especialistas en orientación o consejeros dentro de las escuelas y colegios, es asegurar que funcione el programa total, teniendo en cuenta los objetivos de la orientación y asegurar al mismo tiempo que el proceso orientador se desarrolle sobre bases científicas y teóricas válidas.
Entonces surge nuevamente la pregunta; quién orienta directamente al estudiante? La respuesta que emerge es...el profesor de asignatura.
Y cómo y con qué lo hace ? Con su actitud y con su ciencia.
Si un profesor que enseña arte o un idioma, conoce a profundidad ese arte y ese idioma. Y si conoce también que los estudiantes reales y concretos de su curso tiene diversas formas personales y varios condicionamientos sociales para acceder al conocimiento de esa ciencia; a esa ciencia el profesor le agrega la conciencia del sujeto que está participando en la aparición de ora complejidad, tan rica, tan secreta como la del profesor mismo, entonces, cuando eso sucede; aunque ese profesor no haga otra casa; estamos ante la presencia de un orientador.
Muchas personas pensarán que la orientación no existe o que el profesor que hemos descrito existe solamente en la imaginación. Si un profesor no posee la ciencia y la conciencia señalada, pero anda en busca de ellas incansablemente, ya está haciendo orientación; porque al menos puede comunicar a los estudiantes, su testimonio personal de búsqueda de la verdad y su deseo de encontrarla.
El especialista en orientación o consejero, no es pues, sino en circunstancias muy determinadas, un orientador o consejero de estudiantes; es principalmente, un orientador del sistema. Por lo tanto el especialista en orientación o consejero no trabaja directamente con los estudiantes, trabaja con los profesores, con los directivos, con los padres, con el personal de talento humano y con los organismos e instituciones de la comunidad.
Esta complejidad de la orientación es la que realmente no se la comprende y de la cual emergen las voces que gritan desesperadamente que hace falta orientación a nuestros estudiantes; olvidando que la limitada orientación se encuentra en los especialistas en orientación o consejeros, en los padres y principalmente en los profesores de asignatura.
TOMAR CONCIENCIA DE LA ORIENTACIÓN BÁSICA
En esta época de cambios profundos en todos los campos, necesitamos tomar conciencia del papel orientador que le corresponde al profesor de asignatura, a los padres de familia, a los directores de diferentes procesos en el campo laboral y especialmente a las autoridades de todos los niveles.
Tenemos un "ejército" de docentes que necesitan ser orientados para que puedan cumplir con su rol orientador; no necesitamos "especialistas especializados en especialidades especiales"que desorienten y confundan a la comunidad educativa con lenguajes esotéricos; necesitamos gente sencilla que ame su trabajo, que sea feliz haciendo su tarea, que sea responsable; en una palabra, que sepa educarse y educar en convivencia, en ciudadanía, en felicidad, en amor... en definitiva , para la vida; esa es la necesidad de nuestro país en la época en que vivimos.
Ampliemos nuestra mirada y de esta manera podremos ver el mundo que anhelamos en ese deseado BUEN VIVIR.
Buenas noches quisiera saber como me comunico con usted o con quien para paraticipación estudiantil de preventivas de alcohol drogas
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